Marcar, manchar o mutilar una superficie vertical es parte de la historia como lo es el caminar o el fuego, algo que se dio sin una fecha exacta y con la suficiente naturalidad para que fuera instantánea en cada rincón del planeta e incluso la historia nos ha mostrado que a lo largo de la existencia de la humanidad las paredes, muros y sus equivalentes en la naturaleza han sido un soporte para la expresión, el descargo, el mito, la ciencia y el arte. Sabiendo esto podemos acordar que el graffiti y el arte callejero como movimiento o corriente artística nada tienen que ver con este proceso histórico. Secuenciarlo a la historia del arte o dentro de su evolución, familiarizandolo directamente con el muralismo mexicano del principio del siglo XX es muy inocente y poco imaginativo, ya que lo único que comparte es el soporte donde se realiza, de la misma manera es injusto y apresurado decir que toda raya en la pared es un graffiti ya que solo estaríamos tomando en cuenta las herramientas
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