Hasta ahora los muros se han mantenido en continua lucha, murales, pegatinas stencil y graffitis, denunciando, criticando, exponiendo las barbaries y pagando con sangre su inocente osadía. Abandonados a las calamidades del clima, solitarios y menospreciados por las masas, llevados a la marginalidad de lo estético-artístico, repudiados, perseguidos, encarcelados, destruidos. Por democratizar el arte en espacios no convencionales. A favor de eso nosotros, los parias, los que no tenemos nombres, que por rostro tenemos una máscara, que por manos aerosoles y pinceles, nos unimos a ellos porque más que mujeres y hombres somos una idea, dejando atrás nuestra identidad y nuestra ambición de futuro, corremos libres por las calles y recovecos, entre las sombras usando a la ciudad como lienzo. Cada muro, cada pared es propicia para dejar nuestro mensaje. Un arte de todos, y para todos. Sin límites ni accesos restringidos para el transeúnte preocupado, para liberar al alienado, llenamos las calles